jueves, 26 de abril de 2012

MARÍA CALCAÑO VENEZOLANA(1906-1956)

 MARÍA CALCAÑO.a Calcaño
Se casó con sólo 14 años y con 27 ya tenía 6 hijos. El reconocimiento le llegó tarde y optó por una temática de marcado erotismo subversivo en lugar de tratar inquietudes de su época como los moldes estéticos o los temas sociales. Se la considera la primera poetisa venezolana que asumió la modernidad a través de la libertad y el goce de la expresión.CUANDO DIMOS INICIO A ESTE ÁLBUM, MOSTRAMOS LA HISTORIA DE LA VENEZOLANA MARÍA CALCAÑO. CENSURADA POR LA SOCIEDAD DE SU ÉPOCA, FUE CASADA A LOS 14 AÑOS DE EDAD Y SUS POEMAS SESGADOS Y PROSCRITOS. MIENTRAS EXISTA ESTE CLUB ESTA MARACAIBERA QUE NUNCA PUDO ESTUDIAR LETRAS JAMÁS SERÁ OLVIDADA.
CANCIONES QUE OYERON MIS ULTIMAS MUÑECAS.

Había olvidado las muñecas por venirme con él.

De puntillas, conteniendo el aliento me alejé de mis niñas de trapo por no despertarlas…

Ya me iba a colgar de su brazo, a cantar y bailar y a sentirme ceñida con él: como si a la vida le nacieran ensueños!

Yo no llevaba corona, pero iban mis manos colmadas de bejucos floridos de campo, de alegría, de amor, de fragancias.

Muchas noches pasaron encima de aquella honda pureza sagrada. Todo el cielo volcado en nosotros!

Había olvidado las muñecas.

Ahora él se ha ido. Lo mismo. Despacito, por no despertarme…


Maria Calcaño, Venezuela.
2
Por lo que tengo de violeta
Los cien deseos más hermosos
Llevo despiertos…

Mi raza fue de locos.
Por ventura. Perversos
Que no fueron idiotas.

Reventó la semilla
Traidora
En mi cáscara sencilla.

Y viéndome el tamaño
No podrán saberme
El tamaño.

Para llevarme a cuestas
Estoy escrita en verso.

Lo más menudita
Y mujer!

María Calcaño

El erotismo vagabundo en la poética de María Calcaño
Luis Alberto Bracho O.
La historia nos recuerda como una invención, una idea que se fracturó y no llegó a ser lo que quería ser. Esta tierra sin nombre, desflorada por la razón encarnada y teñida por el vicio detrás de la cruz, sólo supo de desencuentros y de ultrajes. Europa la nombró y allí comenzó a existir, para ellos estos parajes sólo significó oro y espacio sin tiempo. Pero América se pobló, poco a poco, de ritmos africanos que acompañaban el andar silencioso de los indios. La tierra y su misterio impusieron tonalidades diversas, confusas, enloquecedoras, invitando al “todo mezclado”. Una y otra vez el blanco, el negro y el indio danzaban poseídos por el ritmo de fundación. Al compás del “todo mezclado” construyeron, como sin querer, una manera de ser, una sensibilidad que se levantó y configuró esa raza indo- afro- ibero. Esta mezcla conservó, en las entrañas, el turbulento caos, la vivencia y la fuerza del momento fundacional que la doto de voz.
El indo-afro-ibero configuró lo que hoy, en términos de Carlos Fuentes, entendemos, por razones de “unidad y continuidad lingüística”, como Hispanoamérica. Esta mezcolanza cultural nos impregnó de un swing empático que desborda todo ordenamiento lineal, el cual es característico de la visión eurocentrista. En nuestra mirada, quizá, no haya un proyecto acabado orientador de lo que debemos ser, ni un imaginario centrado en paraísos de concreto o sociedades de bienestar generalizado. Somos la síntesis de lo inacabado, de esos tres torrentes que fluyen y dan vida al “espíritu objetivo” que nos habita. Hemos renunciado a los purismos “raquíticos y sifilíticos”, a la pretensión racional de regocijarnos en la pureza de la raza y del lenguaje, apenas, somos una mirada preñada de ilusión en pleno transito.
Iberoamérica es expresión de la diversidad cultural que nos constituye. Pero, no podemos olvidar que en esa convergencia encontramos un sin número de contradicciones: líneas de fuerza en plena oposición. En este carácter contradictorio descansa nuestra riqueza y perdición. La América de habla hispana es un lienzo de gruesos y sutiles contrastes, armonizadas por tonalidades disonantes y estridentes que surgen de un cuero templado en plena danza orgiástica. Son trazos, giros, quiebres, humores que hablan de un modo de ser y de un estar en el mundo. Es por ello que hablar de este continente significa hurgar en una multiplicidad de rostros encontrados. Sin embargo, en esta oportunidad sólo me voy a referir al erotismo que es uno de tantos aspectos que caracterizan a eso que hemos llamado Hispanoamérica.
La intención es una, sólo quiero rendir un pequeño tributo a la poeta maracucha, María Calcaño. El erotismo que desborda su obra es reflejo de la confluencia de aquellos ritmos fundacionales. En la breve producción literaria de esta poetisa encontramos un culto al cuerpo y a la tierra. Sin embargo, ello le hizo ganar, en su Maracaibo querido, la censura y el desprecio de los poetas de su generación: escritores conservadores y reaccionarios que se negaban a abandonar los viejos preceptos modernistas. Su poesía pudo más que los prejuicios de la época, no pudieron acallar ni doblegar su voz.   
La propuesta poética de María Calcaño fue un rayo encendido que volvió vapor la estrechez y la mezquindad de sus iguales. La resistencia era el pretexto para ignorar la sensibilidad que se levantaba. Si, quizás, fue una pagana con mirada de ángel, sonrisa pícara y una voz inflamada de deseos. Ella, como pocos, abrió sus brazos, su cuerpo, y se entrego sin pausa a la espiga, al mar y a la noche. Su poesía nos invade con imágenes sutiles, caricias ingenuas y con una erótica empática. Su primera obra, Alas fatales(1935), lo toma a uno por el talle y lo invita a danzar, a no renegar el encuentro, a extasiarnos con el roce de cuerpos sudorosos, sin acallar el grito que yace dentro: 
Cómo van a verme buenasi me truena la vida en las venas.¡Si toda canciónse me enreda como una llamarada!,y vengo sin Diosy sin miedo…
¡Si tengo sangre insubordinada
y no puedo mostrarmedócil como una criada,mientras tengaun recuerdo de horizonte,un retazo de cieloy una cresta de monte!Ni tú ni el cieloni nadapodrán con mi grito indomable.
La sensibilidad que despiertan sus giros y frases desnudas, devienen en un erotismo encarnado. Cuerpo y alma coexisten en franca comunión, disipando todo rastro de dualidad ancestral. Nombrar a uno es, simultáneamente, dar cuenta del otro. Sin Dios y sin miedo se abalanza desbocada a empaparse y entregarse a las delicias mundanas. Las mediaciones sociales no logran retener el impulso vital que retoza dentro y desborda los preceptos de hipócritas infames. Su moral es la del cuerpo, no se restringe a las leyes agónicas del deber ser o de las buenas costumbres. El deseo es la única ley que entiende y rige su andar por esos senderos floridos de altas espigas. Es en la condición deseante donde radica su potencia y entrega, no ser fiel a esa exigencia si es inmoral. Entonces, la poesía de María Calcaño, como lo diría Maurice Blanchot, es expresión de la experiencia enfocada y vinculada a la vida.
Conversar con la obra de esta poetisa es barnizar y abrir puertas a emociones renovadas; es hablar desde la existencia esculpida por el deseo de vivir. En sus poemas, quizás, no encontremos grandes metáforas ni la discusión de los problemas que históricamente han agobiado al hombre, pero si un río de imágenes que precipitan sobresaltos y despiertan pasiones:   
Una gran desnudez:mi cuerpoy la noche…
¡Pero sueño en el alba!
Alba:abertura de sangrey de alas. 
Y el pájaro,dueño del bosquecon un trino…
¡La vidaes este montón de tierra fértil!El hombrey yosomos la quimera.
Diosen su grave verdad.Y sobre nosotros,como una maldición,esta sombra monstruosa…
El canto de María alcanza varios registros y su voz no se quiebra, se alza rauda entre el tumulto de mojigatos temerosos del cuerpo y de Dios. Se trata, entre otras cosas, de reivindicar lo cotidiano a partir del encuentro con el otro (el amante, el amigo y no el abstracto) y en comunión con la tierra. Con su poesía no dejamos de asistir al misterio de lo profano y lo sagrado que habita en la carne del hombre; ese sentir orgiástico que subyace en el fondo de la existencia, en la vida. Esta poetisa asume el cuerpo como morada abierta, como principio y fin de la existencia. Esta casa es reducto de todos los sentimientos y emociones posibles; en su obra modeló una estética centrada en una erótica. Las líneas ejes que la configuran son el vitalismo y la pulsión sexual (Eros), por esta razón su poesía, en la época en que aparece, se vuelve transgresora:  
Revélate gigante,que en mi vida tú cabes.A golpes de latidoquítame cien años de codicia.
Ábreme la vena,abundante…¡que la tengo estrecha!Déjame una brecha,deja que me dureel goce del hombre delante.
De un golpe,a cuerpo desplomado,dame la delicia…
El vitalismo como afirmación de la vida, expresa una visión de la existencia concentrada en el hedonismo que surge de la interrelación con lo cotidiano y con la naturaleza. En su producción presenciamos imágenes que semejan la posesión, el acto amoroso, la entrega que colma los sentidos de plenitud y delicias. En momentos puede ser la lluvia, la noche o el alba que la toma de sorpresa por el talle y la posee, su cuerpo se estremece y plena se funde: es una con su amante. El erotismo desplegado en cada encuentro con la naturaleza enciende la imaginación y el cuerpo se vuelve leve, inflamado de ensoñación.
Esta erótica, a lo largo de la obra poética, se encuentra matizada, su intensidad es cambiante, pero no carnavalesca, puede mostrar un rostro ingenuo, un carácter trasgresor o simplemente develar su dimensión cruda. Estos tres momento del erotismo están entrelazado por el “Yo” que teje y da forma a su poesía. Este egocentrismo no es más que una afirmación de sí, es un decir si a la vida y un exacerbar la corporeidad: 
¡Mujer!,ábrete el corazón,que es una flor de llamas,una sola canción… 
¡Da tu vida a cien hombres!¡Que te duela la herida! Que seas como un vasolevantado en un brazo… 
Que vientos de placerte preñen los ojos,¡mujer!Ama…Tuya es la alegría.
¡Con un golpe de hombreen la honda sangría! 
La pulsión sexual configuradora del erotismo, tiene sus instantes de exaltación. Sin embargo, esa sombra omnipresente, por lo general, es un manto que cubre sutilmente su poesía sin vulgarizarla. Los cuerpos en plena entrega reflejan un momento de fusión donde todas las barreras y los diques, fugazmente, desaparecen.
Este erotismo es presencia que activa la imaginación y sacude los sentidos. Las escenas a medio andar, llenas de silencios, más que mostrar sobre entienden casi todo, callando lo obvio. Es allí donde encontramos el cenit erótico de la obra. Los elementos sugeridos se fusionan creando una atmósfera envolvente y propicia para desatar la imaginación. Este vitalismo y el pulso sexual se integran generando una catarata de emociones y una espuma de placeres:
De lejos vinepara verme con él. Y ha pasado por mi ladosin notarme…
El sol se echaba sobre el mundoy nos alumbraba.Con toda aquella luz,¿cómo no vio mi alegría?Yo había venido con el viento.
Corriendo,sofocada,la blusa abierta…Fue cuando su miradapasó sobre mi pecho.
¿Tantos siglos llevan encimalas cosas conocidas?De lejos vinepara vernos.Y él me mirósin verme.
¿Para quién entonces he podido conservarme virgen?
Las imágenes llenas de sensualidad invitan a la fiesta, al desenfreno íntimo, al goce de los deseos. Sin Dios sólo nos queda la vida, un hacerse cargo de sí, con ligero equipaje y dentro un mar de pasiones. El erotismo vagabundo de María Calcaño es un baño de fría agua que eriza la piel y humaniza aquellos temores más profundos. Esta erótica empática en su carácter vitalista no niega ni teme a la muerte, por el contrario, la abraza y la lleva en su seno; no olvida que ella es parte y razón de la existencia. En la producción poética de esta maracucha encontramos un diálogo fluido con la muerte, de reconciliación, sin reservas ni aspavientos ni mediaciones religiosas. 
La muerte es una línea de fuerza que nutre el impulso vital, la afirmación de sí. Maurice Blanchot (1992) señala que “… sólo se puede escribir cuando se es dueño de sí frente a la muerte y cuando se establecen con ella relaciones de soberanía. Pero si frente a la muerte se pierde la compostura, si ella es algo incontenible, entonces corta la palabra, no se puede escribir; el escritor ya no escribe, grita, un grito torpe, confuso, que nadie oye o que no emociona a nadie.” (pp. 82- 83) Esto último no ocurre su poesía, para ella la muerte es condición natural que habita en el hombre, es un elemento que propicia la seducción cuando es liberado de todo prejuicio cristiano:
Yo sé que he de morir,que ha de venirme eso…Pero no quiero llantosNi dobles de campanasNi alborotos, ni rezos.
Déjame solamenteel calor de tu pechosin estorbo de gente…Y ahora que nada me dices,habla de cosas buenas,Alegres, de mentira.
Bésame intensamente…,júrame que me quieresy descíñeme este pesode angustia.
Después…¡qué importa!vendrán otras mujeresa borrarte mis besos…
Este erotismo empático desprende humores que suavizan y dosifican los rasgos tristes de la muerte. Sin miedo y sin Dios, ella nos puede visitar en forma de fría noche, de tarde calurosa o mañana fresca. Sin embargo, en la poesía de María Calcaño, la muerte se presenta transfigurada, pasa de una condición natural a una estimación racional contra la cual se debe luchar:
Tener que morirmeen esta época con una muertetan desacreditada.Antes llegaba ellacon su paso naturaly nos desvanecía…
¡Cómo no fui de aquellos tiempos!Morir era simple:apagarse tranquilos,y reposarsin más ni más.
Sin haberla ahuyentadocon el corte de un seno,de una garganta…O con el tropel de alambre del electrocardiogramasobre el corazón vencido.
Oyéndolaroer su media presa,¡qué deseo locode ir por fin con ella!Y tocarme a mí ahoraesta muerte sabihonda,muerte de clínica y de laboratorio,metida en cámarade oxigeno,entre penicilinay radioterapia…
Irme con esta muertetan antipáticay con tantos siglos encima,me da pena…
La ausencia ficcional es vivida por el escritor de un modo diferente, su registro e impresión no se compara con la experiencia de vivir la muerte en la realidad. En su Diario, Kafka escribe: “si los dolores no son excesivos, me sentiré muy tranquilo en mi lecho de muerte. Me olvidé de agregar,…, que lo mejor que he escrito hasta ahora se basa en esta capacidad de poder morir contento.” El narrador apelando a la retórica puede crear ambientes que logran emocionar y conmover al lector, alcanzando a describir una “muerte contenta”. Pero, en la poesía de María Calcaño la partida final es un aspecto natural que acompaña el vivir, es materia poética, es por esta razón que su crítica se centra en la perdida de esta condición, es decir, la muerte se ha deshumanizado. 
En la obra de esta poeta registramos una vinculación entre el erotismo y la muerte. Ésta es una presencia que no permite olvidar que la afirmación de sí es voluntad y deseo de vivir. Ello significa que el pulso vital, el vitalismo, se afirma con y ante la muerte. Este erotismo empático es una elección de sí que valora el cuerpo y sus misterios. Por otro lado, no podemos negar que esta erótica vagabunda se encuentra cargada de cierto simbolismo inocente que llega como avalancha y nos posee, su fuerza radica, especialmente, en el carácter ingenuo y sincero de sus imágenes.
El diálogo con María es una invitación que nos exige tomar de asalto la existencia. El erotismo en su poesía fluye y nos colma de placeres, pero a la vez, nos recuerda que nuestro deseo de vivir lo colocamos en la vida. Ella nos muestra el rostro afable del que mira dichoso y reconciliado con su cuerpo. El encuentro con esta poetisa suscita una conversación ligera que enciende la imaginación; es de hablar pausado y de provocativo gesto. En ocasiones me ha sorprendido en la intimidad de la casa y su risa es ya una fiesta. Sus visitas son un diálogo inconcluso que no tiene ni principio ni fin. Hay momentos en que se ausenta y la madrugada me toma en sus brazos. Sin embargo, en noche de brisa fresca, a ratos, la veo pasar con poca ropa y la mirada hinchada de deseos. 
 ·  · 

GERTRUDE STEIN FRANSESA 1874-1946)


Gertrude Stein (Pensilvania, 3 de febrero de 1874 – París, 27 de julio de 1946). La obra de Stein abarca el ensayo, la autobiografía, la poesía y el teatro, y se caracteriza por un alto nivel experimental.  Es considerada una renovadora del género memorialístico por textos como la Autobiografía de Alice B. Toklas (su pareja por 25 años), y la Autobiografía de todo el mundo (1937). Fue una mujer de fuerte personalidad, feminista. Fue muy amiga de Matisse y Picasso.
Gertrude Stein (Pensilvania, 3 de febrero de 1874 – París, 27 de julio de 1946). La obra de Stein abarca el ensayo, la autobiografía, la poesía y el teatro, y se caracteriza por un alto nivel experimental. Es considerada una renovadora del género memorialístico por textos como la Autobiografía de Alice B. Toklas (su pareja por 25 años), y la Autobiografía de todo el mundo (1937). Fue una mujer de fuerte personalidad, feminista. Fue muy amiga de Matisse y Picasso. Stein, la más pequeña de cinco hermanos, nació el 3 de febrero de 1874 en Allegheny, Pennsylvania, en una familia muy "respetable y burguesa", como ella misma escribe. La famila Stein era de ascendencia judía. Gertrude Stein creció en California, protegida y mimada por sus padres y hermanos. Se mudó junto con su hermano Leo en 1893 a Cambridge, de Massachussets. Allí estudió biología y filosofía en el Radcliffe Institute for Women de la universidad de Harvard. En Baltimore realizó estudios de psicología y medicina en la escuela de medicina Johns Hopkins.
La medicina la aburría. No soportaba "lo anormal" y no aprobó los exámenes. Trabajó en el centro de maternidad. Posteriormente, transformó estas experiencias en su narración "Melanctha".
Residente en Francia desde 1903, su casa se convirtió en centro de reunión de los movimientos de vanguardia con mayor influencia en las artes y las letras del siglo XX. En 1925 obtuvo notoriedad con Ser norteamericanos. Su obra, que abarca el ensayo, la autobiografía, la poesía y el teatro, se caracteriza por un alto nivel experimental y se la considera una renovadora del género memorialístico por textos como la Autobiografía de Alice B. Toklas (1933), y la Autobiografía de todo el mundo (1937). Fue una mujer de fuerte personalidad, feminista y lesbiana, que convivió más de 25 años junto a su pareja Alice B. Toklas (30 de abril de 1877 - 7 de marzo de 1967).gertrudestein.jpg

YO SOY ROSA

Una rosa es una rosa es una rosa es una rosa
Yo soy Rosa mis ojos son azules
yo soy Rosa quién eres tú
yo soy Rosa y cuando canto
yo soy Rosa como toda cosa.


ESTANZAS EN MEDITACIÓN

Por qué soy si yo soy inciertas razones puedes incluir.
Queda quedar proponer reponer escoger.
Llamo al descuido que la puerta está abierta
que si ellas pueden rehusar abrir
nadie puede  a cerrar.
Sean pues mías por lo tanto.
Todos saben que escojo.
Por lo tanto si por lo tanto antes que cierre.
Yo por lo tanto ofreceré por lo tanto ofrezco esto.
Lo que si yo rehuso perder puede perderse es mío.
Yo seré bien bienvenida cuando venga.
Porque yo estoy viniendo..
Ciertamente yo vengo habiendo yo venido.

Estas estanzas han concluico

Brotes tiernos (fragmento)

" Dentro existe el sueño, fuera el enrojecimiento, en  existe el significado, en la tarde el sentimiento. En la tarde existe el sentimiento. En el sentimiento cualquier cosa descansa, en el sentimiento cualquier cosa se acumula, en el sentimiento existe resignación, en el sentimiento existe reconocimiento, en el sentimiento existe repetición y completamente equivocado existe un pellizco. Todas las  tienen vaporizadores y todas las cortinas tienen edredones y todo lo amarillo tiene discriminación y todo el círculo tiene circunferencia. Esto hace la arena. "

Stanza II

Pienso muy bien de Susan pero no sé su nombre
Pienso muy bien de Ellen pero lo que no es lo mismo
Pienso muy bien de Paul le digo que no lo haga
Pienso muy bien de Francis Charles pero lo hago
Pienso muy bien de Thomas pero no no lo hago
Pienso muy bien de no muy bien de William
Pienso muy bien de cualquier muy bien de él
Pienso muy bien de él.
Es notable qué rápido aprenden
Pero si aprenden y es muy notable qué rápido aprenden
Supone no sólo sino por y por
Y pueden no sólo estar no aquí
Sino no ahí
Lo cual después de todo no supone ninguna diferencia
Después de todo esto no supone ninguna no supone ninguna diferencia
Agrego agregado eso a eso.
Bien podría estar podría y estar aquí.

Stanza XXXVIII

Lo cual quiero decir es esto
No hay principio de un fin
Pero hay un principio y un fin
De principio.
Pues sí por supuesto.
Cualquiera puede advertir que norte por supuesto
Es no sólo norte pero norte como norte
Por qué se preocupaban.
Lo que quiero decir es esto.
Sí por supuesto.

Si le dijera: un retrato terminado de Picasso
Si le dijera le gustaría. Le gustaría si le dijera.
Le gustaría a Napoleón a Napoleón le le gustaría.
Si Napoleón si le dijera si le dijera si Napoleón. Le gustaría si le dijera si le dijera si Napoleón. Le gustaría si Napoleón si Napoleón si le dijera. Si le dijera si Napoleón si Napoleón si le dijera. Si le dijera le gustaría le gustaría si le dijera.
Ahora.
No ahora.
Y ahora.
Ahora.
Exactamente como como reyes.
Sintiéndose a pleno para eso.
Exactitud como reyes.
Para implorarte tan a pleno como para eso.
Exactamente o como reyes.
Los cierres cierran y abren también las reinas. Los cierres cierran y cierres y así
los cierres cierran y cierres y así y así los cierres y así los cierres cierran y
así los cierres cierran y cierres y así y así cierres y así los cierres cierran y
así los cierres cierran y los cierres y así. Y así los cierres cierran y así y también.
Y también y así y así y también.
Semejanza exacta. Exigir semejanza, la semejanza exacta tan exacta cono una semejanza, exactamente tan , exactamente semejante, exactamente en semejanza exactamente una semejanza, exactamente y semejanza. Ya que esto es así.
Porque.
Ahora activamente repetir en absoluto, ahora activamente repetir en absoluto, ahora
activamente repetir en absoluto.
Tener sostener y oír, activamente repetir en absoluto.
Yo juzgo juzgo.
Como una semejanza con él.
Quién viene primero. Napoleón primero.
Quién viene también viniendo viniendo también, quién va ahí, mientras van comparten, quién comparte todo, todo es como todo como como pero o como pero.
Ahora fechar ahora fechar. Ahora y ahora y fecha y la fecha.
Quién  primero. Napoleón al principio. Quién vino primero Napoleón primero.
Quién vino primero, Napoleón primero.
Al presente.
Exactamente hacen.
Primero exactamente.
Exactamente hacen también.
Primero exactamente.
Y primero exactamente.
Exactamente hacen.
Y primero exactamente y exactamente.
Y hacen.
Al principio exactamente y primero exactamente y hacen.
El primero exactamente.
Y hacen.
El primero exactamente.
Al principio exactamente.
Primero como exactamente.
Tan primero como exactamente.
Al presente.
Como al presente.
Como como al presente.
El él él él y él y él y y él y él y él y y como y como él y como él y él. El es y mientras es, y mientras es y él es, él es y mientras él y él y mientras él es y él y él y y él y él.
Pueden los rulos robar pueden los rulos citar, citable.
Como al presente.
Como exactitud.
Como trenes.
Tiene trenes.
Tiene trenes.
Como trenes.
Como trenes.
Al presente.
Proporciones.
Al presente.
Tan proporciones como al presente.
Padre y más lejos.
Era el rey o sala.
Más lejos y si.
Había había había qué había había qué había había había ahí.
Si y ahí adentro.
Como hasta decirlo.
Uno.
Aterrizo.
Dos.
Aterrizo.
Tres.
La tierra.
Tres.
La tierra.
Tres.
La tierra.
Dos.
Aterrizo.
Dos.
Aterrizo.
Uno.
Aterrizo.
Dos.
Aterrizo.
Como un así.
Ellos no pueden.
Una nota.
Ellos no pueden.
A-flote.
Ellos no pueden.
Chochean.
Ellos no pueden.
Ellos como denotar.
Los milagros juegan.
Juegan bastante.
Juegan bastante bien.
Un bien.
También.
Como o como al presente.
Permítanme contar qué enseña la historia. La historia enseña.

SYLVIA PLATH ESTADOUNIDENSE(1932-1963)


Sylvia Plath (Boston, 27 de octubre de 1932 – Londres, 11 de febrero de 1963) fue una poeta estadounidense y autora de obras en prosa, como una novela semi-autobiográfica, La Campana de Cristal (bajo el pseudónimo de Victoria Lucas), y relatos y ensayos. Junto con Anne Sexton, Plath es reconocida como una de las principales cultivadoras del género de la poesía confesional iniciado por Robert Lowell y W. D. Snodgrass.  Aunque durante mucho tiempo se consideró que sus repetidas depresiones e intentos de suicidio se debían a la pérdida de su padre, hoy se cree que padecía trastorno bipolar, enfermedad mental que en la actualidad tiene adecuado tratamiento.  Plath se quitó la vida a los treinta años metiendo la cabeza en el horno de su casa. Estuvo casada con el escritor Ted Hughes, quien tras su muerte se encargó de la edición de su poesía completa.
Sylvia Plath (Boston, 27 de octubre de 1932 – Londres, 11 de febrero de 1963) fue una poeta estadounidense y autora de obras en prosa, como una novela semi-autobiográfica, La Campana de Cristal (bajo el pseudónimo de Victoria Lucas), y relatos y ensayos. Junto con Anne Sexton, Plath es reconocida como una de las principales cultivadoras del género de la poesía confesional iniciado por Robert Lowell y W. D. Snodgrass. Aunque durante mucho tiempo se consideró que sus repetidas depresiones e intentos de suicidio se debían a la pérdida de su padre, hoy se cree que padecía trastorno bipolar, enfermedad mental que en la actualidad tiene adecuado tratamiento. Plath se quitó la vida a los treinta años metiendo la cabeza en el horno de su casa. Estuvo casada con el escritor Ted Hughes, quien tras su muerte se encargó de la edición de su poesía completa.



Sylvia Plath(Estados Unidos-1932/1963)
POEMAS
Lady Lazarus

Lo logré otra vez,
Me las arreglo —
Una vez cada diez años.

Especie de fantasmal milagro, mi piel
Brillante como una pantalla nazi,
Mi diestro pie

Es un pisapapel,
Mi rostro un fino lienzo
Judío y sin rasgos.

Descascara la envoltura
Oh, mi enemigo,
¿Aterro acaso? —

¿La nariz, las cuencas vacías, los dientes?
El apestoso aliento
Se desvanecerá en un día.

Pronto, muy pronto, la carne
Que la tumba devoró
Se sentirá bien en mí

Y yo una mujer que sonríe.
Tengo sólo treinta años.
Y como gato he de morir nueve veces.

Esta es la Número Tres.
Qué desperdicio
Eso de aniquilarse cada década.

Qué millón de filamentos.
La multitud mascando maní se agolpa
Para verlos.

Cómo me desenvuelven la mano, el pie —
El gran desnudamiento.
Damas y caballeros.

Estas son mis manos
Mis rodillas.
Soy tal vez huesos y pellejo.

Sin embargo, soy la misma, idéntica mujer.
La primera vez que sucedió tenía diez.
Fue un accidente.

La segunda vez pretendí 
Superarme y no regresar jamás.
Oscilé callada.

Como una concha marina.
Tenían que llamar y llamar
Recoger mis gusanos como perlas pegajosas/

Morir
Es un arte, como cualquier otra cosa.
Yo lo hago excepcionalmente bien.

Lo hago para sentirme hasta las heces.
Lo ejecuto para sentirlo real.
Podemos decir que poseo el don.

Es bastante fácil hacerlo en una celda.
Muy fácil hacerlo y no perder las formas.
Es el mismo

Retorno teatral a pleno día
Al mismo lugar, mismo rostro, grito brutal
Y divertido:

“Milagro!”
Que me liquida.
Luego una carga a fondo

Para ojear mis cicatrices, y otra
Para escucharme el corazón –
De verdad sigue latiendo.

Y hay otra y otra arremetida grande
Por una palabra, por tocar
O por un poquito de sangre

O por unos cabellos o por mi ropa.
Bien, bien, está bien Herr Doktor.
Bien. Herr Enemigo.

Yo soy vuestra obra maestra,
Su pieza de valor,
La bebé de oro puro

Que se disuelve con un chillido.
Me doy vuelta y ardo.
No creas que no valoro tu gran cuidado.

Ceniza, ceniza —
Ustedes atizan, remueven.
Carne, hueso, nada queda 00

Una barra de jabón,
Una alianza de bodas.
Un empaste de oro.

Herr Dios, Herr Lucifer
Cuidado.
Cuidado.

Desde las cenizas me levanto
Con mi cabello rojo
Y devoro hombres como el aire.
De Ariel, Harper & Row.New York, 1965
Hombre de negro

Reciben el ímpetu 
Y se amamantan de la mar gris

A la izquierda y la ola
Abre su puño contra el elevado
Promontorio alambrado de púas

De la prisión de Deer Island
Con sus cuidados criaderos,
Corrales y pastos de ganado

A la derecha, el hielo de marzo
Abrillanta aún los pocitos en las peñas,
Acantilados de arenas penetrantes

Se levantan de un gran banco de piedra
Y tú, contra esas blancas piedras
Caminabas en tu órfica chaqueta

Negra, negros zapatos, cabello negro
Te detuviste allí,
Detenido vértice

En la punta lejana,
Afianzando piedras, aire,
Todo ello, al unísono.
De The Colossus and other poems, c. 1962. Knopf, New York, 1967
Daddy

Ya no me quedas no me calzas más
zapato negro, nunca más.
Allí dentro vivía como un pie
durante treintaitantos años, pobre y blanca,
sin atreverme a respirar ni decir achú. 

Papacito he tenido que liquidarte.
Estabas muerto antes de que hubiese tenido tiempo 
Pesado como mármol, talega llena de Dios,
estatua lúgubre una sola pezuña parda
Grande como un sello de San Francisco. 

Una sola cabeza sobre el caprichoso Atlántico
Donde derrama granos verdes sobre el azul
Aguas afuera de la hermosa Nauset.
Me acostumbré a rezar para que volvieras.
Ach, du. 

En la lengua alemana, en el pueblo polaco,
Raídos, nivelados por la aplanadora
De las guerras, las guerras, las guerras.
Pero el nombre del pueblo no es extraño.
Dice mi amigo el polaco. 

Que hay más de una docena
De modo que no puedo acertar dónde
Tú pusiste la planta, tu raíz,
Yo nunca pude hablarte
Se me pegaba la lengua al paladar. 

Se trabó en una trampa alambrada de púas
Ich, ich, yo, yo.
Apenas si podía hablar,
Creía que todo alemán eras tú
Y el obsceno lenguaje

Una máquina, era una máquina 
Insultándome como a una judía.
Otro judío a Dachau, Auschwitz, Belsen.
Como judía empecé a hablar
Y pienso que muy bien judía puedo ser. 

Las nieves del Tirol, la cerveza de Viena
No son tan puras ni tan auténticas.
Con mi linaje gitano y mi extraña suerte
Y mi mazo de Tarot, mis cartas de Tarot 
Muy bien puedo ser algo judía. 

Siempre te he tenido a ti
Con tu Luftwaffe, con tu glugluglú,
Y tu recortado bigote
Y tu ojo ario, azul celeste.
Hombre-panzer. Oh, tú... 

No Dios, sino una esvástica
Tan negra que ningún cielo podría cernirse.
Toda mujer adora a un fascista,
la bota en la cara, el brutal
brutal corazón de una bestia como tú. 

De pie estás en la pizarra, papi,
En la fotografía que tengo de ti,
Una hendidura en la barbilla
En vez de en tu pie.
Pero no menos demonio por eso, no,
No menos que el hombre de negro. 

Qué puso freno a mi lindo y rojo corazón
Tenía diez años cuando te enterraron.
A los veinte intenté morir
Y regresé, regresé a ti
Pensé que hasta mis huesos volverían también. 

Pero me sacaron de la talega
Y me reconstruyeron con goma.
Y entonces supe qué hacer.
Hice un modelo de ti.
Un hombre de negro con aire de Meinkampf. 

Amante del tormento y la deformación
Yo dije sí, sí quiero.
Así, papito, he terminado al fin.
El teléfono se arrancó de raíz,
Las voces ya no pueden carcomerme más. 

He matado a un hombre, he matado a dos 
Al vampiro que dijo ser tú
Y bebió de mi sangre todo un año,
Siete años si quieres enterarte,
Papito, puedes descansar en paz ahora. 

Hay una estaca en tu negro, burdo corazón,
A los aldeanos nunca les gustaste.
Están bailando y zapateando sobre ti,
siempre supieron que eras tú
Papito, papito: escúchame bastardo, acabada estoy. 
De Ariel
Amapolas en julio

Pequeñas amapolas, llamitas infernales,
¿es que daño no hacéis?

Se apagan y reviven. No puedo tocarlas.
En su fuego pongo las manos.  Nada se incendia.

Contemplarlas me consume
Llameando así, su rojo ajado y brillante como piel
de alguna boca.

¡Una boca recién ensangrentada
pequeñas faldas sangrientas!

Hay efluvios que no puedo asir.
¿Dónde están tus opios, tus asquerosas cápsulas?

¡Si pudiera desangrarme y dormir! —
¡Si pudiera mi boca unir a una herida así!

Oh, vuestros líquidos rezuman en mí, cápsula de vidrio
Apagándose y aquietándose.

Mas, sin color, sin color.  Descoloridamente.
De Ariel

Los cuatro poemas que anteceden fueron traducidos por Cecilia bustamante
 
Publicado inicialmente en Ciberayllu

Espejo

Soy plateado y exacto. No tengo preconceptos.
Cuanto veo, lo trago inmediatamente
Tal cual es, sin empañar por amor o desagrado.
No soy cruel, sólo veraz:
Ojo de un pequeño dios, cuadrangular.
Casi todo el tiempo medito en la pared de enfrente.
Es rosada, con lunares. La he mirado tanto tiempo
Que creo que es parte de mi corazón. Pero fluctúa.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.



Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mí,
Buscando en mi extensión lo que ella es en realidad.
Luego se vuelve hacia esas mentirosas, las bujías o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Que viene y se va.
Todas las mañanas su cara reemplaza la oscuridad.
En mí ella ahogó a una muchachita y en mí una vieja
Se alza hacia ella día tras día, como un pez feroz.